Hace quizá cinco o seis años mi tiempo libre fue absorbido casi por completo por un libro. Este libro contaba la historia de unos ingleses en los mil cuatrocientos cuyas vidas giraban en torno a la creación de una iglesia y las dificultades y aventuras que pasaron para lograr erigirla. La trama suena aburrida pero en la practica es atrapante hasta más no poder.
Me gusta leer, pero rara vez un libro me atrapa tanto que hace que quiera llegar a casa solo para saber que sigue. En este caso me desvelaba leyendo (e igual le paso a mi esposa) las aventuras de Jack Builder he hijo y demás personajes que después de tanto tiempo ya no recuerdo claramente.
Quienes lo leyeron ya saben que me refiero a Los Pilares de la Tierra del autor Ken Follet. Un escritor que por vez primera se atrevía a escribir novela histórica después de escribir varias novelas sobre espionaje o thrillers y debo decir que aunque lo hacia bien en esa faceta (recomiendo el tercer gemelo y la clave esta en verónica) llego a un nuevo pico de calidad con Los Pilares.
Aunque este post no es para comentar los pilares de la tierra sino su continuación espiritual: Un mundo sin fin. Y digo espiritual porque aunque se desarrolla en el mismo pueblo ingles y también uno de sus personajes principales es constructor, la historia se lleva acabo muchos años después del primer libro y con nuevos personajes que igual si guardan una lejana relación con estos pero rara vez son siquiera mencionados.
Ultra resumiendo se puede decir que el libro trata de Merthin, un joven carpintero/constructor y la historia de la lucha y el drama por estar con su amada Caris. Esto rodeado con las historias de otros personajes secundarios como Ralph el hermano malvado de Merthin. Gwenda, amiga de Caris enamorada de un amor imposible y Godwyn el sacerdote ambicioso y maligno que tratara de hacerles la vida imposible a todos.
La historia es un poco más corta que su antecesora, unas mil cien paginas en lugar de mil cuatrocientas y creo que el libro echa en falta esas paginas ya que cierra las diversas tramas de manera un poco abrupta. Después de llevarnos poco a poco durante mas de tres cuartas partes de la historia, las conclusiones se aceleran para dejarnos con el sabor de boca de que podrían haber sido un poco mas emocionantes si se hubieran alargado e incluido mas dificultades a vencer para los protagonistas.
Los personajes malvados como suele suceder son los mas interesantes. Siempre son estos los que ponen el sabor a la historia con sus distintas maneras de aguarles la pachanga a los puros de corazón.
La historia tiene sus buenas dosis de romance, sexo, intriga, peleas y venganzas. Te mantendrá entretenido y esperanzado de que los personajes buenazos consigan lo que tienen toda su vida buscando.
Aun así, el nivel de adicción que te provocara Un mundo sin fin no es el mismo que te habrá dado Los pilares de la tierra. Esta ultima, una obra de tanta calidad que muchos hubieran apostado que Ken Follet no podría llegar igualar. Y hubieran ganado esa apuesta.
